Familiares de reclusos consideran que “a ellos los envenenaron, no son locos”
noviembre 28, 2014 11:34 amPublicado en: Actualidad, Sucesos
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Lloraba desesperada, se tapaba la boca con un trapo blanco, las manos le temblaban y las piernas no le daban para caminar. Dos Policías Nacionales la acompañaron al salir de la morgue y luego de dar unos diez pasos y de ver a una de sus familiares se desplomó en el piso, casi desmayada. Acababa de reconocer a su hijo, Miguel Enmanuel Durán (21) uno de los 26 internos fallecidos en Lara, por el “cóctel de la muerte” y a los que se le suman 5 de Tocorón, 2 de San Juan de los Morros, para ser un total de 33 privados de libertad que han perdido la vida, según las cifras recabadas por los fiscales del Ministerio Público y el Observatorio Nacional de Prisiones (OVP).
Familiares de los fallecidos estaban molestos. En conjunto denunciaban que los presos no se habían tomado ese “cóctel de la muerte” por su cuenta, que los habían envenenado. “Ellos no son locos para consumir eso, no son intoxicados, a ellos los envenenaron con el agua y la comida”, dijo Yesenia Leal, prima de Gleibeth de Jesús Lucena Goyo (22), quien se encontraba recluido en el módulo 3 de Uribana desde hacía siete meses aproximadamente, por haber robado un celular.
Durante su estadía en el penal les contó a sus familiares que sufrían muchos maltratos, que les daban comida podrida.?El último contacto que tuvieron con él fue el martes a las 9 de la noche cuando llamó a su tía y le dijo: “Estoy alegre, el hampa tomó el penal y yo me voy para Tocorón”. La felicidad era porque habían acabado con ese régimen torturador, explicó la familiar, mientras dijo que en horas de la madrugada el cuñado del joven se comunicó con la novia y le anunció que lo había sacado hasta el portón muerto, que no había podido hacer nada. Víctor Medina relató que su hermano, Maikel Alejandro Villegas Medina (21), apenas tenía 45 días en el penal y lo poco que estuvo allí fue un infierno. El es del estado Aragua y había sido trasladado desde Tocuyito, en donde estaba en el módulo 5, recluido por robo. Para Jéssica Crespo, prima de Jesús Eduardo Palacios Azuaje (24), ellos fueron envenenados, “porque hay muchos muertos”.
Un mensaje que expresaba “Chuchito va de traslado”, seguido de una llamada en donde pidió que rezaran mucho por él, fue lo único que supieron de este joven, quien estaba recluido en el módulo 3 de Uribana por el delito de robo propio, desde hace siete meses.
Varias historias se dejaron escuchar en boca de los seres queridos de los privados de libertad. Algunos desmentían que ellos se hubiesen intoxicado, indicando que desde adentro los propios presos habían dicho que los envenenaron con la comida y el agua e incluso decían que el agua que les soltaron parecía soda. Dichas hipótesis son respaldadas por Humberto Prado, director del Observatorio Nacional de Prisiones, quien señala que “los presos no son tan estúpidos, para tomarse un medicamento sin leer” y cuestiona las cifras dadas por el Ministerio de Servicio Penitenciario, a través de un comunicado.
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