"LEGISLADORES NECESITAN UNA DOSIS DE MORAL"

"LEGISLADORES NECESITAN UNA DOSIS DE MORAL"
"MALDITO EL QUE APUNTA SU ARMA AL PUEBLO

lunes, 30 de noviembre de 2015

El 62,8% cree que si gana el oficialismo la situación del país se mantendrá igual o emperorará (Venebarómetro)



El 62,8% cree que si gana el oficialismo la situación del país se mantendrá igual o emperorará (Venebarómetro)


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VenebarometroExpectativasNov2015

Las expectativas post electorales son determinantes a la hora de elegir por quién votar. En este sentido la empresa Venebarómetro en su estudio de opinión pública nacional de noviembre, sondeó lo que piensa la gente si el oficialismo ganara la mayoría de la Asamblea Nacional. Las respuesta fue contundente: para el 62,8% la situación de país se mantendría igual (15,7%) o empeoraría (47,2%) de ganar el oficialismo.
El estudio se realizó mediante 1.200 entrevistas a mayores de 18 años en hogares, con cobertura nacional urbana-rural entre los días 8 al 22 de noviembre, para un error máximo del +/- 2,37%.
Es así como la oposición alcanza una intención de voto del 42,7% (+10,6% respecto a abril de 2015), el oficialismo el 27,6% (+1,1% respecto a abril de 2015), los independientes el 11,1% (-12,7%) y los todavía indecisos el 18,7% (+0,6% respecto a abril de 2015).

VenebarometroVotoNov2015

Entre los que expresaron estar seguros de votar, la oposición obtuvo el 49.9%, el oficialismo el 32,5%, los independientes el 8,7% y no contestó el 9,0%.
Ante la pregunta “¿Por cuál candidato preferiría votar Ud. para la Asamblea Nacional, por un candidato que represente el cambio o por un candidato que represente la continuidad?”, el 61,8% expresó por el que represente el cambio y el 24,1% por el que represente la continidad. El 7,3% por “ninguno de los dos” y el 6,8% no contestó.
Acerca del techo y el piso electoral del oficialismo, el 52,8% de los encuestados expresó que nunca votaría por el oficialismo, mientras el 31,7% expresó que podría votar por el oficialismo. El 15,5% no contestó.
Vea a continuación íntegro el estudio de opinión pública de Venebarómetro de Noviembre de 2015.



María Corina Machado: Venezuela no aceptará un fraude más



María Corina Machado: Venezuela no aceptará un fraude más


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MCM29NOV2015
Después de recorrer en menos de 20 horas 20 pueblos del estado Sucre y más de 200 en dos meses, María Corina Machado tiene una certeza absoluta: los venezolanos reaccionarán de manera determinante si el gobierno pretende concretar un fraude electoral. Conversamos con la líder de Vente, buscando sus impresiones ante la coyuntura electoral.
LP. Estamos a pocos días de las elecciones y la crisis es cada vez más grave, ¿cómo siente a la sociedad venezolana ante este evento electoral?
Somos un pueblo profundamente democrático y asqueado de la violencia, por eso, los venezolanos hemos decidido canalizar nuestra indignación hacia el proceso electoral del 6 de diciembre.
Estas elecciones representan una contención a las tensiones sociales que crecen cada día, porque la supervivencia se hace más crítica cada hora que pasa y el régimen, lejos de aliviarla, la profundiza con represión y cinismo; y se agravada con la salida a la luz pública de eventos como el de Haití, donde se evidencia su grado de involucramiento en actividades criminales.
El mundo tiene que entender que por la paz de Venezuela y la estabilidad en la región, será inadmisible un nuevo zarpazo a la soberanía popular. Venezuela no aceptará un fraude más.
LP ¿Qué hay detrás del “pase lo que pase” que expresó en su cuña, prohibida esta semana y que tanto molestó al gobierno?
Los venezolanos sabemos lo que representa el 6D. Hemos sido amenazados reiteradamente por Maduro y otros voceros del régimen con que “sea como sea” mantendrán el poder y que para ello impomdrán su triunfo en las parlamentarias. Cuando dicen “sea como sea” confiesan que no son capaces de ganarlas “como debe ser”; por lo tanto, los ciudadanos estamos, no solamente en el derecho, sino en el deber, de que “pase lo que pase”prevalezca la soberanía popular en este próximo proceso.
LP ¿Qué representa entonces el 7D, que Ud alude, y no el 6D, como todos los demás?
La derrota moral del régimen de Maduro se selló en Haití con el narco-escándalo. La derrota política del régimen la sellaremos el 6 de diciembre “pase lo que pase”.
Las opciones son claras: o el régimen reconoce que una inmensa mayoría de los venezolanos queremos un cambio profundo, no solo de partidos o de colores, sino en los valores, en el sistema político y en la concepción de la sociedad; y por lo tanto se inhibe de continuar esta escalada de trampas y fraudes que ya han cometido; o toman la decisión de dar un zarpazo final y arrebatar a la fuerza esa mayoría. Para eso tendrán que apelar a la represión.
Todo dependerá del costo político -nacional e internavcioanl- que estén dispuestos a asumir por la violencia. Esta claro que no será bajo, dada la inédita e inmediata reacción internacional ante los horrendos acontecimientos de Altagracia de Orituco. En cuestión de horas el mundo entero se pronunció: la OEA con Almagro a la cabeza, la Unión Europea, Itamaratí,los gobiernos de Chile y Colombia, entre otros, han repudiado el homicidio en Guárico.
Estemos claros, cualquiera de estos escenarios implica la derrota política definitiva de Maduro y su régimen.
LP. Usted habla de dos escenarios, pero pudiera haber un tercero: la oposición gana con escasa diferencia, obtiene sólo mayoría simple, y se logra un resultado aceptable para ambas partes…
Eso sería un fraude disimulado; buscando una posición de equilibrio para tratar de estabilizar a un régimen que es ya, insostenible. No sólo porque una inmensa mayoría del país lo rechaza, sino porque ante todos ya ha quedado develado su carácter represivo: hay tortura, hay censura, hay persecución política. Adicionalmente, es evidente su naturaleza antidemocrática: no hay Estado de Derecho, no hay separación de los poderes públicos, no hay elecciones limpias y libres. Pero en tercer lugar, se trata de un régimen criminal. Esto es algo que advertimos hace mucho tiempo, y que finalmente es evidente para el mundo: el régimen venezolano no es más un proyecto político, es una organización criminal. Por lo tanto, es inadmisible su pe?rmanencia en el poder.
Estabilizar al gobierno seria abominable
LP. Sin embargo, hay quienes, dentro de la propia oposición, plantean la estabilización de este gobierno para evitar confrontación y violencia….
Eso sería éticamente abominable e inaceptable. No se trata de cambiar unas mafias por otras, o de “domesticarlas” . Darle tiempo a Maduro es éticamente inconcebible. Estamos frente a la ética de la urgencia. Se trata de vidas humanas que se pierden cada día que pasa.
LP. Recientemente el ex Presidente español Felipe González se atrevió a mencionar el escenario de una eventual suspensión de las elecciones. ¿Lo cree posible?
Ese es un escenario que yo nunca he descartado. Al final todo depende de cual es el costo político más alto para el régimen. Desde luego, en unas elecciones que tienen este enorme significado para al país, el costo político de una suspención es enorme, pero la pregunta es: ¿Cuál costo es más alto, suspenderlas o perderlas?
El régimen sabe que su situación es perder-perder. Hagan lo que hagan, el 6 de diciembre se sella su derrota política; incluso si se les ocurriera suspender las elecciones.
LP. ¿Que siente Ud que espera la gente de este próximo proceso electoral?
En la Venezuela profunda, esa que he recorrido a fondo estos meses, hay una conciencia profunda sobre cuål es el cambio que necesitamos. La gente sabe bien que no se trata solo de cuántos diputados obtengamos y de leyes nada más; hay que lograr el cambio del régimen.
Maduro y su régimen deben salir para poder comenzar la reconstrucción del país. El mecanismo más expedito y menos traumático para lograrlo es la renuncia de Maduro. El 6D es más que una elección parlamentaria, ese día Venezuela emitirá un veredicto definitivo e inequívoco sobre el futuro democrático del país y el régimen de Maduro.
El papel de los militares
LP. Usted ha enviado dos mensajes a la FAN, vía comunicado, en días recientes. Ya estamos a pocas horas del inicio del Plan República ¿por qué insiste en dirigirse a los militares a pesar de la su reacción en estos días?
Los ciudadanos militares son parte necesaria de la reconstrucción de Venezuela. El ciudadano militar conoce bien cuál es la situación del drama nacional, lo vive cada día, lo vive su familia; sabe del deterioro operacional dentro de la FAN y la desmoralización que se ha pretendido sembrar en ella. Por lo tanto saben que no pueden cumplir hoy con su responsabilidad social. A horas de la fecha decisiva para el destino de la República yo confío que existe una profunda conciencia histórica dentro de las Fuerzas Armadas y la reserva moral para cumplir con su deber y no permitir que se desvirtúe la función cívica del plan república. Hay que iniciar la restitución moral de una institución fundamental.
Estamos preparados
“En estos últimos meses, he visitado más de 200 localidades en nuestra Venezuela profunda. He establecido un vínculo íntimo, individual, de ciudadano a ciudadano. Hemos rezado juntos, hemos llorado juntos, hemos reído juntos, hemos cantado juntos y yo vivo con cada venezolano el dolor por lo que ocurre en la Venezuela de hoy, pero mí confianza es hoy más profunda y sólida que nunca. En los ojos de los venezolanos he visto la determinación a luchar y a ejercer la rebeldía de quienes no están derrotados. Este régimen quiso quebrarnos moralmente, pero los venezolanos nos hemos preparado no sólo física y organizacionalmente para este momento.
Estamos preparados para lograr la victoria frente a esta dictadura, pero lo más importante, también lo estamos para la reconstrucción”.

El Nuevo Herald: A prueba la tesis de una salida electoral en Venezuela



El Nuevo Herald: A prueba la tesis de una salida electoral en Venezuela


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(Foto AFP)
(Foto AFP)
Una victoria del chavismo en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre podría propiciar un cambio radical en la conducción política de Venezuela, al dejar en evidencia que la solución al estancamiento político del país no tiene salida electoral.
Expertos consultados dijeron que en juego está la credibilidad del sistema electoral de Venezuela que terminaría seriamente cuestionada si el régimen de Nicolás Maduro se declara ganador de los comicios.
“Es imposible que cuando tienes el 80 por ciento del país que quiere ver un cambio, que dice que no va a votar por ti, y cuando tienes a un Maduro con un 18 por ciento de popularidad, y a un partido [de gobierno] con 25 puntos, vayas el día de la elección a declarar que sacaste el 50 por ciento de los diputados”, dijo el asesor político Esteban Gerbasi.
“Eso no se lo va a creer nadie”, enfatizó.
Particularmente vulnerable se encuentra la posición del número dos del régimen, Diosdado Cabello, quien podría perder la presidencia de la Asamblea Nacional si la oposición conquista solo 84 curules, el 51 por ciento de los 167 escaños en disputa.
Pero la oposición debería sacar muchos más puestos en la asamblea.
Según un informe elaborado por la firma Croes, Gutiérrez y Asociados, que hace uso de los datos brindados por las principales encuestas del país, la oposición debería sacar al menos 103 diputados y el oficialismo 46, mientras que 18 escaños muestran una reñida competencia entre ambas fuerzas.
Otro informe de la firma Datanalisis presentada a mediados de noviembre, el 63.2 por ciento de los electores venezolanos tiene intención de votar por la oposición en los comicios legislativos del 6 de diciembre, una ventaja de 35 puntos sobre el 28.2 por ciento que prevé votar por el oficialismo.
¿Es posible una competencia electoral?
Bajo ese escenario, anunciar una derrota de la oposición dejaría en evidencia lo que algunos opositores llevan años advirtiendo, que los extensos mecanismos de ventajismo y de fraude a disposición del chavismo eliminan todo espacio de que se pueda competir electoralmente en el país, añadió Diego Moya-Ocampos, analista para América Latina de IHS Global Insight, desde Londres.
“Si el chavismo gana la mayoría de la Asamblea Nacional, habida cuenta que está claro que la intención de voto favorece a la oposición en una inmensa proporción, y que matemáticamente es imposible que el chavismo gane una mayoría, el régimen estaría agotando la ultima instancia para utilizar el voto como un camino institucional que sirva de válvula a la crisis”, explicó Moya.
“Es decir, si la oposición no saca una mayoría, ante la clara tendencia electoral, va a quedar en entredicho que el gobierno ya cerró la puerta a una salida electoral, democrática y pacífica”, añadió.
Hasta hace muy poco, uno de los elementos más importantes de la fórmula chavista para permanecer en el poder ha sido su popularidad, obtenida a través de inmensos subsidios a los sectores de menos recursos.
Pero ganar elecciones ahora se presenta como una herramienta poco viable para el chavismo ante el evidente colapso económico, propiciado por años de perjudiciales políticas socialistas, que está obligando a millones a pasar horas haciendo cola para comprar un número cada vez más limitado de productos.
Aun así, permitir que la oposición se anote los más de 103 diputados que pronostican las encuestas luce como un trago demasiado amargo para el chavismo, dado a que una derrota de esas proporciones podría ser usado efectivamente para relajar el férreo control que el movimiento bolivariano ha ejercido sobre el poder.
Eso es algo que el chavismo no va a dejar que ocurra, dijo Luis Fleischman, profesor adjunto de Sociología y Ciencias Políticas del Wilkes Honor College de la Florida Atlantic University.
“El gobierno de Maduro no va a permitir nunca que llegue la situación en la que un resultado en las urnas ponga en riesgo su permanencia en el poder. Este es un gobierno revolucionario, y ellos se ven a sí mismos como los que mantienen la verdad, bajo una filosofía que no permite que otros grupos distintos al chavismo asuman el poder”, explicó Fleischman.
El espíritu revolucionario, bajo el cual el fin justifica los medios, se ha vuelto más evidente bajo Maduro de lo que fue bajo el fallecido presidente Hugo Chávez, quien pese a su marcado autoritarismo siempre se cuidó de mantener ciertas apariencia en un intento por preservar algún aire democrático bajo su régimen.
“Cada vez vemos más gente presa por sus posiciones políticas, cada vez vemos más candidatos inhabilitados, cada vez vemos cómo un mayor grupo de personas son sometidas a prácticas de intimidación”, manifestó Fleischman.
Pero no son solo los integrantes del ala marxista del chavismo los que están apertrechados en el poder. También están una serie de militares implicados en actividades del narcotráfico y de corrupción, quienes tendrían pocos lugares donde evadir la justicia de verse obligados a salir de Venezuela.
“Esa gente no se va a ir fácilmente”, dijo Evan Ellis del Instituto de Estudios Estratégicos (SSI) del Ejército de Estados Unidos, quien meses atrás escribió un alarmante informe sobre los riesgos de que Venezuela entre en una etapa de agitación social.
“Creo que la Guardia Nacional podría estar un poco más atrincherada que otros componentes de las Fuerzas Armadas, pero creo que todo el mundo en el máximo liderazgo está implicado de una u otra manera en actividades delictivas”, comentó Ellis.
El columnista Andrés Reynaldo coincidió.
“A las elites venezolanas, les pasa lo que les pasa a los Castro, ya no pueden irse del poder porque sus manos están machadas por crímenes, se han robado mucho dinero y se han involucrado en el narcotráfico, gente así en el mundo de hoy abandona el poder y a los seis meses los están juzgando en un tribunal internacional”, explicó.
La alternativa del régimen consistiría en cometer un descomunal fraude electoral que le permita mantener el control sobre la Asamblea, lo cual obviamente no podría ser ejecutado sin que eso acarreara un alto costo político.
El régimen, sin embargo, está dispuesto a pagar ese costo, señaló Gerbasi, quien advirtió que además no sería demasiado alto bajo el actual clima internacional, en el que Estados Unidos se muestra dispuesto a dejar de lado sus principios democráticos y sobre los derechos humanos para facilitar algún tipo de apertura económica en Cuba.
“Cuba es una sangrienta dictadura y mira como está, se ha vuelto popular. El régimen de la isla ya dejó de ser el pariente inconveniente de América Latina y hoy tenemos a Mick Jagger visitando la isla”, manifestó.
“Lo que está sucediendo hoy en Cuba muestra claramente que se puede sobrevivir siendo una dictadura de izquierda”, insistió Gerbasi.

Semana: Elecciones en Venezuela… bajo fuego



Semana: Elecciones en Venezuela… bajo fuego


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Faltan pocos días para las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre en Venezuela y la tensión política va en aumento. El miércoles en la noche fue asesinado a tiros, durante un acto de campaña, Luis Manuel Díaz, secretario local del partido de oposición, Acción Democrática, en el estado Guárico. En la tarima también se encontraba Lilian Tintori, esposa del líder político preso Leopoldo López, y otros candidatos a la Asamblea Nacional.
Publicado en la revista Semana.com
Díaz era un sindicalista vinculado al negocio de la construcción que había militado en el chavismo hasta hace cinco años, cuando se cambió de bando, según Henry Ramos Allup, secretario general de AD, quien difundió la noticia de su muerte. Ramos señaló a militantes del partido de gobierno de haber apretado el gatillo: “Yo recibí información directa de la gente que estaba en el sitio”, dijo.
Distintos voceros del gobierno lamentaron el hecho, pero rápidamente cuestionaron que se tratara de un homicidio con motivaciones políticas. “Ordené investigar a fondo la muerte del secretario general de AD. Ya basta que esta derecha trate de enlodar al pueblo chavista, trabajador”, dijo el presidente Nicolás Maduro. El jefe del comando del Partido Socialista Unido de Venezuela, el alcalde Jorge Rodríguez, fue más lejos y aseguró que Díaz tenía vínculos con bandas delicuenciales, que incluso tenía una investigación pendiente en la justicia, y que su asesinato parecía un ajuste de cuentas. Le advirtió a Ramos Allup que sería denunciado por hacer acusaciones temerarias sin pruebas.
Más allá de cuál haya sido la motivación real del asesinato de Díaz, su muerte se produjo en un acto de campaña y el efecto inmediato fue que aterrorizó a los que estaban presentes, incluída Tintori, quien denunció que durante su recorrido por Guárico ese día también había sido asediada por simpatizantes oficialistas que intentaron bloquear su caravana. Señaló al gobierno de haber intentado asesinarla, insinuando que agentes de seguridad habrían manipulado una de las avionetas en las que viajaba su equipo, que se incendió tras aterrizar en Altagracia. “El doble atentado que vivimos representa el Estado terrorista. Responsabilizo a Nicolas Maduro”, dijo.
Lo grave es que los hechos ocurridos en Guárico no son aislados. Otros líderes y candidatos de la oposición también han tenido que enfrentar agresiones físicas, amenazas, destrucción de publicidad y daños a puestos o sedes de campaña. El mismo miércoles, en el estado Bolívar, turbas oficialistas agredieron a los opositores que esperaban la visita del excandidato presidencial y gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, quien, al igual que Tintori, ha decidido emprender una gira por el país para apoyar a aspirantes de varias circunscripciones.
El domingo pasado, Miguel Pizarro, uno de los diputados del partido de Capriles, Primero Justicia, también tuvo que suspender su recorrido por el popular barrio de Petare en Caracas. Hombres armados, vestidos de rojo con camisetas del PSUV, interrumpieron su caravana y echaron tiros al aire para impedirles el paso. Pizarro acusó a su contendor, el diputado William Ojeda, de haber ordenado el ataque y este lo retó a que presentara pruebas ante la justicia.
El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, dijo en su programa de televisión el mismo miércoles, mientras se conocía la noticia del asesinato de Díaz, que las denuncias de violencia de la oposición eran un montaje. “Ahora la nueva moda es: ‘grupos armados del chavismo atacaron a no sé quién’. Esa nos la sabemos ya. El 6-D van a salir grupos armados, pero de amor, y vamos a salir a ganar, porque aquí tiene que ganar la alegría”.
Los hechos de violencia y las acusaciones de que uno y otro bando están jugando en ese peligroso terreno testimonian que esta elección es un punto de quiebre en la disputa que han librado desde hace más de una década el chavismo y la oposición. Independientemente de quienes ocupen las 167 curules de la Asamblea Nacional, los resultados van a reflejar qué tan profundo es el desencanto en el chavismo y cuán fuerte es la resistencia al modelo político que insiste en imponer la revolución bolivariana socialista del siglo XXI.
“Sea como sea, ganamos la asamblea”, dijo en días pasados el presidente Nicolás Maduro y la frase ya se ha convertido en eslogan de campaña. Los opositores han interpretado la expresión como una amenaza de que el chavismo no va a aceptar una derrota en las urnas. El presidente y los ministros, en compañía de algunos candidatos, han entregado taxis, tabletas para estudiantes, materiales de construcción, inaugurado obras públicas y han abierto una convocatoria para inscribir adultos mayores en el sistema de pensiones. Luego advierten, en vivo, y con cuñas publicitarias “de pesadilla”, que el pueblo perdería todo lo que la revolución le ha dado si los opositores se convierten en la mayoría de la Asamblea.
También sienten el “como sea” empleados públicos cuyos jefes les han dado instrucciones de tomarle una foto a su voto el día de elecciones y participar en la movilización de otros votantes. Millones de personas dependen del Estado para sobrevivir, y en medio de la crisis económica que vive el país, la amenaza de perder el trabajo puede resultar muy efectiva.
Pero la crisis también es un gran motivador. “La desesperanza y la angustia, el no tener con qué comprar, ha sido la mejor campaña”, dice una opositora en un sector chavista de la capital. Pesan mucho los fajos de bolívares que hay que llevar entre el bolsillo para comprar cualquier cosa. Los expertos pronostican que la inflación podría llegar al 200 por ciento para fin de año y que el país está ad portas de una hiperinflación. Además de los altos precios, los venezolanos gastan mucho tiempo haciendo filas para comprar alimentos, medicinas y otros productos básicos que siguen escaseando. “Para mi, ya el deterioro se puede catalogar como penuria”, dice la economista Tamara Herrera.
Además de sentirse cada vez más pobres, los venezolanos se sienten presos en sus casas. Evitan salir para no ser víctimas de la delincuencia. Así, la Venezuela “chévere” de los anuncios publicitarios se ha transformado hoy en una nación de descontentos, como indican los estudios de opinión. El 80 por ciento siente que el país va por mal camino y la sensación de que todo es susceptible de empeorar el año entrante, debido a la falta de medidas y acciones del gobierno, podrían traducirse en un voto castigo.
Todo eso ha llevado a que por primera vez en 16 años la alternativa al chavismo cuente con una intención de voto tan favorable. Todas las encuestas coinciden en que tendría una ventaja de entre 15 y 35 puntos frente al oficialismo. Jesús ‘Chúo’ Torrealba, vocero la Mesa de Unidad, que agrupa a los partidos de oposición, confía en que ganarán la mayoría en la Asamblea y se va a desatar un “terremoto político” en Venezuela.
Más de la mitad del país espera que ese sacudón termine por tumbar a Maduro de la Presidencia antes de que finalice su mandato en 2019. La opción de recoger firmas para pedir la revocatoria del mandato está en la agenda de ciertos sectores opositores, que esperan con estas elecciones medir el nivel de participación popular que tendría esa iniciativa. Otras opciones que contemplan incluyen prohibir la reelección o acortar el periodo presidencial. Y uno de los principales incentivos es proponer una amnisitía para los presos políticos.
Pero quizás el objetivo clave y más realista a corto plazo es recuperar el balance de poderes, hoy concentrados en el oficialismo. La Asamblea designa las cabezas de dos instituciones claves para el futuro: el Consejo Nacional Electoral y, sobre todo, el Tribunal Supremo de Justicia. La oposición necesitaría tener todos los escaños posibles para enfrentarse al poder judicial, en donde varios diputados y líderes opositores tienen procesos abiertos. La Sala Constitucional del TSJ puede, además, bloquear las iniciativas que salgan de la Asamblea.
Por eso en los próximos meses, si la oposición obtiene mayoría en la Asamblea, solo se espera que la confrontación política se agudice aún más, con consecuencias impredecibles. De ahí que surjan dudas también sobre la forma como la oposición va a maniobrar y a administrar un posible triunfo. “¿La oposición va a actuar igual al chavismo?”, cuestionó la analista y psicóloga Colette Capriles, en un panel de pensadores convocado por el foro virtual Prodavinci. Mencionó las palabras, “negociación”, “diálogo”, “cohabitación”, ante un auditorio ansioso, que caía en cuenta que una victoria opositora quizás no contribuya a mejorar los problemas del país, sino que, al contrario, puede perpetuar la pelea destructiva del ‘quítate tú pa’ ponerme yo’. Una perspectiva oscura cuando se tiene en cuenta que el gobierno está dispuesto a ‘lo que sea’ para quedarse.
Si se considera todo lo que está en juego, la elección del próximo domingo va mucho más allá de la renovación de los miembros del Poder Legislativo. En medio de la polarización, la crisis económica y la ventaja de la oposición en las encuestas, el pulso electoral tiene connotaciones de plebiscito. Es decir, de un apoyo o rechazo al régimen y a su cabeza, Nicolás Maduro. Los discursos sobre ideas y programas en las dos esquinas del espectro han pasado inadvertidos frente a actitudes radicalizadas que tienen su origen en la defensa o la crítica al gobierno. El propio presidente ha contribuído a que así sea, pues ha centralizado la campaña oficialista y le ha quitado protagonismo a los candidatos que lo siguen en todo el país. Aunque, formalmente, la permanencia en el poder de Nicolás Maduro no está en juego, sí habrá consecuencias hacia el futuro sobre la fortaleza de su autoridad y sobre su legitimidad misma.
Tan importante como los resultados será la reacción, tanto del gobierno como de la oposición. Si Maduro reconoce un nuevo escenario de poder compartido, y si las fuerzas antichavistas manejan el eventual triunfo con cabeza fría y no con la intención de traducir una eventual votación a su favor –si se cumplen las expectativas creadas por las encuestas– en un argumento para sacar a Maduro por vías extralegales. La magnitud de la ventaja que obtenga el ganador también será crucial. Un triunfo amplio de Maduro le abriría las puertas a una radicalización de la revolución. Una victoria significativa de la oposición le permitiría a la Mesa de Unidad antichavista soñar con un referendo revocatorio quizás en 2016 (la Constitución permite convocarlo a partir de la mitad del periodo de seis años, que se cumple el próximo mes de abril, para propiciar un cambio de gobierno). En caso de que la oposición alcance una mayoría en la Asamblea no será lo mismo que esta sea por un margen estrecho, o que alcance las dos terceras partes, pues hay decisiones que requieren mayorías calificadas. Finalmente, la alternativa de una ventaja ajustada, en cualquiera de las dos direcciones, alimentaría la ya de por sí peligrosa polarización.
Los alcances de la elección no limitarán a las fronteras nacionales de Venezuela. Desde Washington hasta Argentina, el continente seguirá con lupa los acontecimientos del domingo. Después de la victoria de Mauricio Macri en Argentina, un descalabro del chavismo empezaría a interpretarse como un ‘efecto dominó’ en contra del Alba y como un movimiento pendular en dirección contraria a la de la izquierda populista. Ya Macri se refirió a Venezuela y se mostró partidario de aplicarle normas de Mercosur que justificarían su expulsión de ese organismo (ver artículo en la sección Mundo).
Hasta ahora, el proyecto chavista se ha mantenido sólido, a pesar de los embates de la oposición, de la muerte de Hugo Chávez y de la crisis económica, porque ha podido ganar con solvencia casi todas las elecciones que ha convocado. Por eso, una derrota el domingo inevitablemente fortalecería la idea de que, en manos de Maduro, la revolución bolivariana no tiene asegurado su futuro. Eso, ni más ni menos, es lo que está en juego el domingo 6 de diciembre en Venezuela.