“Donde hay cola es porque hay algo”
noviembre 26, 2014 7:30 amPublicado en: Destacados, Nacionales
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Miles de venezolanos se agolpan en los supermercados en pleno desabastecimiento. Ante la escasez de alimentos y de productos básicos, esperan durante horas, publica El Mundo de España.
DANIEL LOZANO Especial para EL MUNDO Caracas
El emigrante gallego Nemesio Pérez se ha convertido en una especie de superhéroe para sus familiares y amigos. Desde la mañana, muy temprano, recorre las calles de Caracas a bordo de su viejo coche americano. No busca malandros (delincuentes), porque hay tantos en la capital venezolana que ni Superman ni Spiderman, tan odiados por el chavismo, darían abasto. Su objetivo son las colas. Donde ve una, allá aparca y se suma armado de una paciencia a prueba de revoluciones.
Realmente este jubilado no sabe qué va a encontrar en su odisea comercial, pero no importa. Él piensa como Henrique Capriles, el gobernador opositor de Miranda: “Ahora todo el mundo está en cola para ver qué hay, donde hay colas es porque hay algo”. Compra todos los productos recién llegados y luego los reparte entre su gente al mismo precio que los adquirió.
Venezuela sufre hoy un calvario parecido al histórico Periodo Especial cubano. Es el país con mayor inflación del mundo, acercándose al 70%, aunque los economistas temen que en 2015 supere el 100%. Servicios básicos como la sanidad fallan estrepitosamente, con hospitales superados. Ni siquiera funcionan correctamente las secciones oncológicas.
PIB negativo
La escasez de alimentos y el desabastecimiento de productos básicos tampoco cede ni un milímetro, al contrario. La política del Banco Central de Venezuela es no dar a conocer cifras catastróficas, aunque economistas independientes sostienen que el PIB de este año puede ser de un -4%. El último conocido, el del cuarto trimestre de 2013, fue del 1%. En cambio, Colombia, país vecino, crecerá este año un 4,9%.
Caracas se empeña en ser la capital de las colas. Ayer las había de norte a sur y de este a oeste. En el Daka de Bello Monte se repiten las mismas imágenes desde hace 72 horas: un gentío amontonado a la espera de los electrodomésticos a “precio justo”. Por fin se pusieron a la venta, desde lavadoras hasta televisiones en lo que parece un remake del famoso “dakazo” de 2013. Hace un año las rebajas socialistas a la fuerza, impuestas por Maduro, consiguieron vencer el enfado popular y condujeron al chavismo a la victoria en las elecciones municipales.
Hoy el clima social es muy distinto. “Están dadas las condiciones para un segundo Caracazo”, profetiza la corriente chavista disidente Marea Socialista, recordando el levantamiento popular que provocó cientos de muertes en 1989 y que para gran parte de los historiadores es el origen del chavismo.
Rumores de ventas
“Tú vas a los sitios preguntando lo que hay, porque hay muy poco”, resume Lourdes Rodríguez, tras comprar leche en la conocida Central Madeirense de la Alameda. Cientos de personas se agolparon tras expandirse el rumor de que por fin estaba a la venta, “una cola de padre y muy señor mío”. Dos paquetes por persona, pero una buena compra: también salieron a la venta papel secante para la cocina, repelente contra los mosquitos entre cientos de casos de dengue y chikungunya y desinfectante para el suelo. “Ahh, y también pañales, dos bolsas por persona“, precisa Rodríguez.
Colas por todos lados. Como en el Zara del centro comercial El Recreo, casi dos semanas después de ser noticia mundial ante las limitaciones de cinco prendas por cabeza. O como la pequeña farmacia en Santa Mónica, donde ayer carecían de medicamentos para la tensión, contra la dermatitis o para regular el tránsito intestinal.
La idea del gobierno es controlar el malestar social a base de dakazos, que estos días recorren toda Venezuela. Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, desvela qué se busca con estas ventas a la desesperada: “¿Vale la pena esperar para comprar? No. Vale la pena adelantar las compras necesarias para cubrirse, porque después costarán mucho más. El dinero ahorrado pierde radicalmente su valor (por culpa de la inflación)”.
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