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jueves, 30 de octubre de 2014

El pilar de la revolución se agrieta


El pilar de la revolución se agrieta

(Foto EFE)
(Foto EFE)
 
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha acusado a Washington de provocar la caída de los precios del petróleo. Es una acusación que trasciende el rechazo de rigor del chavismo ante la conducta imperial de Estados Unidos para anclarse en argumentos geopolíticos. Las compañías petroleras estadounidenses, explicó el gobernante, están utilizando “un método salvaje” para extraer petróleo de esquistos “con un costo impagable para el planeta por la desesperación de tener el control energético”, publica El País.
La sobreoferta de crudo perjudica al Gobierno venezolano porque Maduro, igual que su antecesor Hugo Chávez, apostó todas sus fichas a la estrategia de mantener elevado el precio internacional de su principal producto de exportación para financiar su proyecto político estatalista.
En 15 años poco se ha hecho para incrementar la producción petrolera —que no supera los tres millones de barriles diarios que ya se producían en 1998, antes de la “revolución bolivariana”— y asignaron a Petróleos de Venezuela (PDVSA) responsabilidades distintas a su negocio. La principal empresa de Venezuela, que aporta el 96% de los ingresos del fisco, es también la caja chica de la Gran Misión Vivienda Venezuela, el programa masivo de construcción de viviendas para damnificados de las crueles inundaciones de 2009 y 2010, y de todo el gasto social del Gobierno.
Con el aparente fin de la época dorada de los precios altos —la cesta venezolana (el precio medio del barril) cerró la semana pasada en 75,9 dólares (62,3 euros)— también llegarán cambios en la estrategia geopolítica venezolana. Según los analistas, en una aparente muestra de raciocinio, Caracas ya ha comenzado a recortar los envíos a Petrocaribe, la alianza energética fundada por Chávez en 2005 para vender petróleo a plazos y con interés bajo o intercambiarlo por bienes que no se producen en el país. Los datos más recientes indican que las exportaciones a países signatarios de ese y otros acuerdos se redujeron en 106.000 barriles durante el segundo trimestre de 2014.
Si este recorte afecta o no la tutela que Caracas ejerce sobre las islas del Caribe Oriental y algunos países de Centroamérica en los foros hemisféricos es un asunto que está por verse. La analista internacional Elsa Cardozo cree que sí: “Este golpe será mucho mayor que los anteriores porque hoy la diplomacia depende en mucho mayor medida de la chequera petrolera”.
Maduro no se enfrenta a un escenario tan catastrófico como en el pasado, pero sí preocupante.
Tiene lo que Cardozo llama la fuerza del acreedor para seguir ejerciendo su influencia. En un artículo publicado en el El Nacional, el economista Leopoldo Martínez calculó que en el marco del acuerdo de Petrocaribe entre República Dominicana, Jamaica y Bahamas adeudan más de 21.000 millones de dólares. Son los principales deudores de un área que contrajo compromisos con Venezuela por otros 25.000.
La firma Barclays calcula que, por cada dólar que disminuye la cotización del barril, Caracas deja de ingresar en sus arcas 728 millones de dólares. En un año, según estimaciones de Bank Of America, podría dejar de contar con unos 10.000. La otra opción para cumplir con sus compromisos internos sería recurrir a los mercados internacionales, pero el Gobierno ha descartado esa posibilidad debido a los costes crecientes del endeudamiento por el deterioro en la percepción del riesgo crediticio. “No vamos a pedir crédito en esas condiciones que quiere imponer la banca mundial capitalista”, dijo ayer Maduro. “No lo vamos a hacer. Tenemos otras fuentes, afortunadamente”.

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