El grupo islamista nigeriano Boko Haram está utilizando "en primera línea" de combate a las mujeres y adolescentes secuestradas, denunció este lunes Human Rights Watch (HRW) en un informe.
La organización de defensa de los derechos humanos compiló testimonios de decenas de exrehenes, que sacan a la luz sus secuelas físicas y psicológicas.
En el informe, una joven de 19 años secuestrada durante tres meses por Boko Haram dijo que fue obligada a participar en los ataques de los islamistas. "Me pidieron que llevara las municiones y me tumbara en la hierba, mientras ellos luchaban. Venían a aprovisionarse durante el día, durante los combates", contó a HRW.
La exrehén cuenta también que recibió la orden de degollar a uno de los miembros de una milicia privada, capturado por Boko Haram, con ayuda de un cuchillo. "Estaba temblando de terror y no pude hacerlo. Entonces, la mujer del jefe del campamento tomó el cuchillo y lo mató", añade.
Este año ha habido varios atentados suicidas perpetrados por mujeres, algunas muy jóvenes, aunque no se ha podido determinar si eran rehenes del grupo insurgente o voluntarias.
Las exrehenes, que pasaron entre dos días y tres meses en manos de sus captores, dijeron que fueron llevadas a ocho campamentos diferentes, en la selva de Sambisa, en el Estado de Borno (norte), y en las montañas de Gwoza, entre Nigeria y Camerún.
Según HRW, que entrevistó para este informe a 30 mujeres entre abril de 2013 y abril de 2014, más de 500 han sido secuestradas desde que Boko Haram lanzó su insurrección en el norte del país en 2009.
El informe fue publicado al día siguiente de conocerse que treinta adolescentes, chicos y chicas, algunos de 11 años, fueron secuestrados este fin de semana en el Estado de Borno.
La semana anterior, sesenta chicas y jóvenes fueron capturadas en Wagga y Gwarta, dos ciudades de este Estado.
Estos secuestros arrojan más sombra sobre el acuerdo de alto el fuego que el gobierno dijo haber concluido con Boko Haram a mitad de octubre, por el cual debían ser liberadas 219 adolescentes raptadas por los islamistas en abril en la localidad de Chibok.
Una de las exrehenes de Chibok contó que fue obligada a cocinar y a limpiar para otras mujeres, que disfrutaban de un trato preferencial "por su belleza".
Otros testimonios dan cuenta de violaciones y violencia física. Una mujer asegura haber sido amenazada de muerte, con una cuerda al cuello, hasta que aceptó convertirse al islam.
Otra chica, de 15 años, cuenta que cuando se quejó de ser demasiado joven para casarse, uno de los comandantes le respondió que su hija de cinco años había sido desposada el año anterior.
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