Biden ha abierto la puerta a que Rusia lance ataques nucleares
"Si Rusia cruza esta línea, habrá consecuencias catastróficas para Rusia", afirmó el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, en el programa Meet the Pressde la NBC el 25 de este mes, refiriéndose a las amenazas de utilizar armas nucleares. "Estados Unidos responderá con decisión".
Sullivan respondía, entre otras cosas, a la advertencia que el presidente ruso, Vladímir Putin, lanzó en un discurso televisado el 21 de septiembre. "Quiero recordar a quienes hacen esas declaraciones sobre Rusia que nuestro país también tiene diferentes tipos de armas, y algunas de ellas son más modernas que las que tienen los países de la OTAN", dijo el líder ruso. "En caso de amenaza a la integridad territorial de nuestro país, y para defender a Rusia y a nuestro pueblo, sin duda haremos uso de todos los sistemas de armamento de que disponemos". "Esto no es un farol", añadió.
"La idea de un conflicto nuclear, antes impensable, se ha convertido en un tema de debate", dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, al día siguiente en una sesión del Consejo de Seguridad sobre Ucrania. "Esto en sí mismo es totalmente inaceptable".
Aceptable o no, el uso de armas nucleares es cada vez más probable. El mundo puede agradecer al presidente Joe Biden que haya contribuido a crear las condiciones para la primera guerra total de la Historia.
La amenaza de Putin de utilizar armas nucleares –presumiblemente contra Ucrania, pero quizá también contra otros– se hizo al tiempo que anunciaba una leva militar, la primera de Rusia desde la Segunda Guerra Mundial.
Este año, el líder ruso ha proferido una serie de amenazas nucleares implícitas y explícitas. El 27 de febrero, por ejemplo, puso sus fuerzas nucleares en alerta máxima. El 1 de marzo activó sus submarinos de misiles balísticos y sus lanzaderas terrestres de misiles en unas supuestas "maniobras".
La doctrina nuclear rusa se denomina "escalar para desescalar" o, más apropiadamente, "escalar para ganar", lo que significa amenazar o utilizar las armas nucleares al inicio de un conflicto convencional.
Incluso si Putin va ahora de farol –la mayoría de los analistas piensan que sí–, está consiguiendo lo que quiere con sus amenazas. Así, Biden se ha mostrado cauteloso e incluso tímido a la hora de proporcionar ayuda militar a una Ucrania asediada. Es obvio que Putin se ha dado cuenta, y por eso ha lanzado más amenazas por el estilo.
"No se puede ganar una guerra nuclear", afirmó Biden en su discurso del 21 de septiembre ante la Asamblea General de la ONU. Pero esa frase para aplaudir no es necesariamente cierta. Con misiles nucleares de crucero, el líder ruso podría, en un momento, revertir su suerte calcinando las ciudades y las grandes concentraciones de activos militares ucranianas, permitiendo finalmente a Rusia anexionarse todo el país.
¿Podría Putin salirse con la suya con un movimiento tan audaz? La principal disuasión de un primer ataque con armas nucleares tácticas es la amenaza de un segundo ataque con armas nucleares. En este momento, Estados Unidos tiene armas nucleares tácticas en Europa, en forma de bombas de gravedad cargadas en aviones F-16 y F-35. Estas bombas, por muy destructivas que sean, no son, en la práctica, muy disuasorias de un primer uso de armas nucleares tácticas. Pueden ser destruidas en tierra, y las que sobrevivan tendrían que recorrer largas distancias a través de un espacio aéreo disputado para alcanzar sus objetivos. En resumen, es poco probable que Putin tenga miedo de las bombas de Estados Unidos.
Lo cual deja al presidente de Estados Unidos con una única amenaza nuclear con fines de disuasión: el lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales. Los MBI que llevan cabezas nucleares pueden destruir Rusia por completo, pero Putin sabe que Biden nunca cumplirá ninguna amenaza de utilizar dichas armas en esta situación. Putin sabe que Biden sabe que Putin puede borrar a los Estados Unidos en un segundo ataque con sus MBI.
Cuando Sullivan dice "catastrófico", Putin piensa sin duda en "hueco". Las amenazas estadounidenses de utilizar sus armas más destructivas simplemente no son creíbles en estos momentos.
¿Por qué, entonces, Estados Unidos no tiene lo que necesita en este momento crucial, misiles nucleares de crucero como los de Putin? Aduciendo que esas armas de bajo rendimiento harían más probable una guerra nuclear, persuadió a los presidentes estadounidenses para que no las construyeran. El presidente Trump autorizó su desarrollo, pero Biden canceló el programa.
Lamentablemente, los defensores del control de armas lo entendieron al revés. Como se desprende de los acontecimientos actuales, el hecho de que Estados Unidos carezca de cabezas nucleares de bajo rendimiento en los misiles de crucero está haciendo que la guerra nuclear sea más probable, no menos.
Entonces, ¿qué recomienda ahora la comunidad pro control de armas?
"Estados Unidos tendrá que reducir su arsenal nuclear para animar a Rusia a hacer lo mismo", escribieron Tom Collina y Angela Kellett el 21 de este mes en Defense One.
¿Persuadir a Rusia para que se desarme? Ya se ha intentado. Y el fiasco ha sido estrepitoso.
"En 2010, acabamos con el misil nuclear de crucero de la Armada y Rusia respondió confirmando que estaba construyendo 32 nuevos sistemas nucleares estratégicos, de los cuales el 90% ya están terminados", afirma Peter Huessy, del Instituto Hudson, a Gatestone. "El número chino comparable es 28".
No obstante, Collina y Kellett instan a la Administración Biden a no dejar que la guerra de Putin impida las negociaciones con el ruso para limitar las armas nucleares. "Si queremos impedir que Rusia utilice sus armas nucleares para agredir a Estados más débiles, debemos encontrar una manera de trabajar con Moscú para reducir su arsenal nuclear", escriben en "La guerra no es una razón para dejar en suspenso las negociaciones sobre el control de armas", su artículo en Defense One.
¿Es posible trabajar con Putin en este momento? Incluso si pudiéramos dejar de lado la moralidad de hablar con un asesino de masas, un genocida –y no podemos–, es imprudente pensar que Putin cumpliría los acuerdos de control de armas, cuando los ha violado continuamente con total impunidad.
Además, ya es bastante malo abogar por el desarme en tiempos de paz, pero es el colmo de la insensatez hacerlo en plena guerra, y cuando China y Corea del Norte están lanzando sus propias amenazas de ataques nucleares.
Los defensores del control de armas para Estados Unidos siempre han sido unos ingenuos. Ahora están locos.
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